domingo, 22 de julio de 2012

No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti

Cuando era pequeña, mi padre me dio un ensañamiento: "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti". Esto me llevó a preocuparme por los demás cada vez que mis acciones pueden afectarles.
Un día, hace unos años, me encontré en la entrada de la universidad con una chica de primer año, que nunca había visto antes, que me preguntó algo sobre los autobuses: no sabia como llegar a la plaza donde habría debido coger el autobús para su pueblo, en unos cuarenta minutos.
Yo no se mucho de autobuses, porque odio cogerlos. En una ciudad como la mía, donde la gente usa el coche hasta para ir al baño, es muy fácil que se creen atascos y mi autobús necesita, para ir a mi casa, el mismo tiempo que yo, andando, así que, con cualquier tiempo prefiero ir caminando.
No se si fue porque comprendí las ganas que tenia la chica de llegar a su casa lo mas pronto posible, o si fue el hecho que ella no tenia paraguas en un día en que, hace horas, llovía muy fuerte, pero, como yo, volviendo a casa, habría pasado por la plaza donde tenia que ir ella, le ofrecí media plaza bajo mi paraguas.
Odio los paraguas grandes. Siempre he odiado mucho el hecho de tener que llevarse todo el día aquel objeto porque, quizás, mas tarde podría llover o porque, aunque hay mucho sol, cuando salí, estaba lloviendo, así que solo uso uno que aquellos que se pueden doblar y poner en el bolso en cualquier momento. Por supuesto es muy cómodo, pero es pequeño y, para 2 personas, puede no cumplir completamente su función. Esto es lo que realmente pasó. Mitad de mi cuerpo estaba protegido y seco, la otra mitad se mojó totalmente, como si hubiese estado en una ducha. Ademas la cremallera de mi famosa chaqueta rosa se abría y las gotas de lluvia podían entrar y mojarme hasta dentro la manga.
Cuando llegué, por fin, a casa, tuve que darme un baño para quitarme el frío que me habría provocado la ropa mojada. Mientras me relajaba en la bañera, me pregunté si realmente habría sido útil preocuparme por esa chica, y si esto es lo que se gana preocupandose por los demás, fijandose no solo en si mismo, sino también en las necesidades de los demás.
Mirando al exterior, el mundo está lleno de gente egoísta, que se preocupa solo por si mismo, que solo quiere lograr lo que quiere, no importa como, que solo mira a su objetivo, que ha conquistado posiciones, dinero, y hasta novios o amistades con cualquier medida, con el egoísmo, con la deshonestidad y con el engaño, y...... Aparece feliz.
No es que yo no esté feliz... En realidad lo estoy bastante, pero, muchas veces, me he chocado con el egoísmo de los demás, que me ha dañado, mientras yo intento poner cuidado para no dañarles. Con esto no quiero decir que soy perfecta... Seguro, muchas veces he dañado yo también a algunas, pero, normalmente, no lo hago con malas intenciones, no lo hago para ser feliz yo. ¿Es verdad lo que nos enseñan desde pequeños nuestros padres, o los libros o las películas? Al final siempre ganan los buenos, ¿ realmente así? Ya no estoy tan segura, pero, no creo que quiera cambiar mi manera de ser, no creo que me sentiría bien, no creo que podría ser feliz, y las palabras de mi padre siempre me volverían al oído para recordarme lo correcto.