sábado, 7 de enero de 2012

Regresar

El peor momento de mi regreso fue en el taxi. Me parecia de estar en una pesadilla: despues de cerrar la puerta me volvi hacia mis companeros y el taxi se puso en movimiento y los pude ver volver hacia la casa, mientras se estaban haciendo siempre mas lejanos y pequenos. Algo me estaba alejando, algo independiente de mi voluntad, porque yo queria seguir estando con ellos. No podia estarme realmente pasando esto. Lloré un poquito, pero el taxista me distrajo, empezando a charlar.
Llegué al aeropuerto sin grandes problemas, a parte no saber moverme bien con todas las maletas que tenia y el miedo de perder u olvidarme algo en algun lado.
Alla encontré la sorpresa: avion demorado de 4 horas! Salida a las 2:30. Adios jamon serrano, adios Madrid! Adios a mi idea de dar una vuelta por el centro de Madrid para ocupar mis 6 horas de escala.
Me puse en la cola para el check-in y, justo detras de mi, llego una pareja de italianos, en cima, con uno de los 2 accentos que odio. Unos de estos italianos que no soporto, con la mente cerrada y en su primera experiencia al extranjero, que pretendian hablar italiano en cada sitio "porque no es verdad que el espanol hablado despacio se puede comprender". Me quedé una hora y 10 en la cola, escuchando todas las tonterias  que decian.
Con la facturacion de las maletas no tuve preoblemas. Lo habia hecho por el internet por la manana y algo raro habia pasado, asi que estaba preocupada por la facturacion de una maleta mas... Todo fue mucho mas simple de como lo habia imaginado.
Iberia nos ofrecio la cena en unos de los restaurantes del aeropuerto, donde comi el peor pollo de toda mi estancia en Argentina. No me parecia posible q esto fuera mi despedida a la carne.
Alla conoci a un chico australiano muy simpatico, que solo sabia decir una cosa en espanol: "papas fritas". A pesar de mi ingles tan pobre, decidimos aburrirnos juntos, esperando el avion. Charlamos todo el rato... o, por lo menos, el charlaba y yo reia e intentaba decir algo (en serio, pese que el decia que mi ingles es bueno, necesito aprender ingles... En cima, como no es el primero chico australiano que he conocido durante mis viajes, mi amiga cree que tengo que aprender ingles porque el hombre de mi vida debe ser australiano).
Gran error que hize durante la espera, fue beber una coca cola: durante el vuelo el gas me estaba matando, hinchandose...
El vuelo fue una locura... los de Iberia son unos boludos.
Partimos a las 2:10. Habian apagado, como siempre, las luces para despegar y yo me habia quedado dormida, por el cansancio y por no pensar en lo que queria decir despegar y alejarme de alla.
Encendieron las luces otra vez: LOCOS! Por qué? Era noche! Yo segui mas o menos durmiendo, pero la luz seguia despertandome.
Empezaron a servir la cena... LA CENA?!?!?!?!?! Yo segui durmiendo... Ya nos habian ofrecido la cena en el aeropuerto, por qué darnos otra a las 3 de la madrugada? No comi, pero la luz me dejaba el celebro despierto... no podia relajarme.
Apagaron las luces solo cuando estabamos a la altura de Sao Paolo y habia amanecido ya... locos...
Por fin dormi, y mucho, hasta las 15,30 espanolas. Solo faltaban 2 horas para llegar. Nos serviron el desayuno.
Miré por la ventana y me puse triste: ya tenia otra hora, ya estaba tan lejana, ya todo era tan diferente... Pensé en mis companeros, en que estaban haciendo... Tenia ganas de llorar.
Vi Cadiz. Tan pequena, tan linda y tan lejana. Alla cambié, alla me enriqueci, alla fue el comienzo de Buenos Aires también.
Aterrizamos y ya se podia ver la puesta del sol, y el paisaje era tan frio e invernal... necesitaba el calor y los colores de Buenos Aires y la alegria que me daban. Necesitaba llorar, pero no podia.
Me fui a la puerta de mi avion hacia Milan. Ya no podia mas del viaje y habia llegado a un punto en que ya no me interesaba adonde iba, solo queria llegar a un sitio donde dormir, relajarme, quedarme sola y recordar, y llorar tranquila...
A mi alrededor se asomaron cada vez mas italianos... demasiados... y todos estaban con sus boludezes que no podia aguantar.
Un vuelo mas y llegué.
Por la noche estaba dando vueltas en mi cuarto, sin saber porque estaba alla. Escribi a mi amiga para contarle todo y no entendia porque le estaba escribiendo, en vez de contarle personalmente todo, como habia hecho durante los meses pasados, en la cocina, en frente a un vaso de cerveza.

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