miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un momento de felicidad

El otro día estaba en una playa, esperando ver algunas ballenas.
Era un lugar estupendo, una larga playa desierta en Patagonia, con un tiempo perfecto, soleado y sin demasiado viento.


Estaba sentada frente al mar, viendo un par de ballenas que preparaban los cachorros para el largo viaje que, en breve, tendrán que hacer.
Era una situación perfecta, y habría debido estar totalmente en paz, relajada, disfrutando del momento, pero no podía.
Había visto una foto, antes, que me había causado mucho dolor. Tenia un peso en la garganta y una gran ganas de llorar. Y el dolor aumentaba cuando me paraba a pensar que esta foto y este dolor me estaban impidiendo de vivir un momento perfecto, de disfrutar una situación que no se si podré volver a vivir otra vez, pero no podía encontrar la manera de alejar el dolor y abandonarme en el desierto y en la naturaleza.
Algunas horas mas tarde, cuando mi amiga se fue a correr, yo decidí dar un paseo por la playa. La marea había bajado. ¡Siempre me ha encantado la playa con la marea baja!


Caminaba mas o menos a mitad entre la orilla y la carretera, pero estando lejos de las dos, por la baja marea que hacia la playa anchisima. Varias personas estaban en la playa, paseando o jugando o haciendo deporte, pero el espacio era tan grande, que me parecía estar sola.
Caminaba escuchando música y pensando en el discurso que había tenido con mi amiga durante el almuerzo.
Mas caminaba y mas me sentía bien, hasta que empecé a sentirme libre. Tenia ganas de abrir los brazos y disfrutar del espacio que tenia, y empecé a pensar en donde estaba. A darme cuenta de que estaba en América. Pensé que no había sido fácil lograrlo. Debí trabajar mucho para conseguirlo, pero lo hice. Me di cuenta de que, si he logrado esto, puedo lograr todo lo que quiero, también las cosas que ahora me asustan.
Pensé que, si las cosas hubiesen ido de manera diferente, yo no habría estado ahí en ese momento, y no me habría sentido tan libre y tan independiente de todo y de todos. Empecé a mirar a mi alrededor, quitandome los auriculares, para integrarme perfectamente con el lugar, y para admirar donde había conseguido llegar.
Cuando mi ojos llegaron al mar, vi dos ballenas justo delante de mi, a unos metros de la orilla: la madre y el cachorro. Aparecieron, después de tanto buscarlas por la mañana, cuando yo casi ni me acordaba que había hecho tantos kilómetros para verlas. Me acerqué mas a la orilla y me quedé mirándola nadar en el mar, aparecer para respirar y desaparecer otra vez en el agua.


En ese momento estuve feliz.
Creo que estas dos ballenas fuesen una siñal de que puedo llegar a lo que quiero, de que no puedo permitir a pequeñas cosas, como una foto, de ponerme triste, porque si las cosas hubiesen sido diferentes, yo no habría vivido este momento de felicidad.
Quizás habría vivido otros, pero no este.

1 comentario:

Silvia dijo...

X rispondere devo scrivere in spagnolo o ti accontenti del misero italiano??;) come sempre vorrei una vers in italiano per chi affezionatamente ti segue(lontano fisicamente ma vicino col pensiero.) Giusto x non metterci all'incirca 20 min x leggero e capirlo.. Ma adoro questa lingua,è affascinante e nonostante la fatica sn riuscita a comprendere qualc del testo(santo google traduttore)... Bellissimo post (scrivi benissimo!) :) e resto in attesa del prossimo articolo ;)