domingo, 30 de enero de 2011

Como un disfraz de carnaval

Lo que siempre me ha encantado de la piscina es como todos parecemos diferentes de como somos en la vida.
Todos con nuestros bañadores, los gorros y las gafas de natación, como si lleváramos un disfraz de carnaval.
Unos parecen más guapos y la mayoría somos más feos.
Me acuerdo que, cuando, hace unos veinte años, iba a escuela de natación, había una niña en el carril al lado del mio que me parecía muy guapa. Yo la miraba y deseaba ser así de guapa. Un día en el vestíbulo la vi con el pelo suelto y descubrí que no era guapa y que,con las gafas que llevaba, tampoco parecía muy normal: de ese día dejé de desear ser guapa como ella.
Otra cosa que me encanta es ver como la gente nada.
En un lugar donde todos parecemos iguales, el estilo de natación es la única cosa que nos diferencia y que indica nuestra personalidad.
Cada uno nada diferentemente, unos muy mal y otros bien. Unos no mueven muy bien los brazos y nadan como en los dibujos animados, unos dejan salir demasiado la cabeza cuando respiran, unos miran por todos lados, unos no pueden estar horizontal, unos parecen moverse como robotes, unos parecen muy metódicos porque dan la idea de poner atención a cada movimientos que hacen....Unos son mas rápidos y otros mas lentos.
Para unos solo se trata de una afición, para otros es un entrenamiento mas serio, y miden los tiempos y se incitan recíprocamente.
Un chico en el carril al lado del mio pertenece a esta ultima categoría y, después haber respirado, en el poner otra vez la cabeza en el agua, parece una bestia feroz que se ensaña contra una presa: tiene la boca abierta, hace movimientos rápidos y, cogiendo aire levanta un poquito el cuerpo y rápido lo baja otra vez.
Durante mis pausas miro los demás y me pregunto como son en la vida. ¿Son realmente guapos o feos como aparecen? No. Yo soy realmente feisima con el gorro...



Hace unos días hablé en el agua con un chico. A la salida del vestíbulo, después haberme cambiado y haber recogido semblanzas humanas, lo encontré y lo saludé y el fatigó en reconocerme. Mientras estábamos hablando, quizás como se imaginaba que yo fuera. Seguro no se imaginaba que tuviera este voluminoso pelo rojo...

¿Cómo son los demás cada día? ¿Qué hacen? ¿Los que natan despacio son tan pacatos fuera del agua también? ¿Y los que parecen atléticos y se mueven seguros en el agua, son así fuera también? Muchas veces no.
Hay una señora que con el bañador parece tener un cuerpo muy atlético, mientras cuando lleva la ropa se puede ver que tiene las tetas como las orejas de un cocker. Y hay hombres que parecen dominar el mundo en el agua, que fuera menean la cola y bajan la cabeza delante del jefe esperando evitar un reproche.
¿Y yo? ¿A que categoría pertenezco? ¿Como nado? ¿Y como me ven y me imaginan los demás?